Por Aurelio Nicolella
El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión. (Edmund Burke, 1729-1797, (escritor y político irlandés)
En la Rumania Socialista del Dictador Nicolae Ceausescu (*), la que él mismo bautizó como “El Danubio Azul del Socialismo” era común realizar grandes exposiciones, en donde se le pretendía demostrar al pueblo rumano los adelantos que la era comunista estaba trayendo al país de los Balcanes, así el régimen se vanagloriaba de que dichos logros ponían al país a la vanguardia de toda Europa, y era también el pretexto de fomentar el culto a la personalidad, del cual todos los sistemas autoritarios son tan adeptos.
El rumano debía aprender que, gracias a ese Mesías llamado Nicolae Ceausescu, “El Conducător” (líder), el país crecía como nunca, y que lo único que le reclamaba aquel líder a su pueblo era que fueran felices a cambio de ser obedientes y leales; de todo lo demás se encargaría “Tată Nicola” (Papa Nicolás). Así el pueblo veía en dichas exposiciones la pobre tecnología, ya en desuso en el resto del mundo, como algo para enorgullecerse; mientras que el régimen la presentaba de vanguardia, todo “Made in Rumania”, ello acompañado de grandes festivales en donde atletas realizaban actos de gimnasia artística, demostrando también que la república socialista cumplía la máxima del griego Juvenal de que “Mens sana in corpore sano”, y todo por el mismo precio, gratis. Para aquellos que vivian en el interior de Rumania, las exposiciones eran llevadas a las principales ciudades del país, no obstante que la televisión y la radio manejadas por el estado transmitía y retrasmitía dicho acontecimiento en cadena nacional. Los gastos salián de las arcas del estado, incluso cuando “El Conducător Ceausescu” obligó a todos los rumanos a realizar grandes sacrificios para pagar la deuda externa del país, principal causa de la caída del sistema comunista en el país del Conde Drácula.
El pueblo, ante tan majestuosa presentación de parte del régimen, terminaba creyendo que su país era el ombligo del mundo, absorta la población digería la propaganda comunista del estado.
Sociologicamente, está confirmado que toda sociedad mantiene una especie de narcisimo, ese síntoma sale a la luz y se agiganta cuando desde el exterior de cada persona se lo estimula, la razón pierde sentido y otros sentimientos personales son los que afloran, lo que le suele suceder por ejemplo a un simpatizante de un equipo de futbol, en la conducta de dicha persona seria muy difícil encontrar raciocinio mientras su equipo esta en la lucha deportiva.
En las sociedades suele suceder lo mismo, cuando se las exaltan desde el Estado haciéndoles creer que el sendero es el indicado, que el estado paternalista les tiene asegurado su bienestar y progreso, dicha sociedad queda bloqueada en lo más importante que tiene, la libertad de pensar. Es que el estado partenalista les obliga a no pensar y les hace creer, con figuras de cartón, logros que ella misma ha conquistado, el gobierno paternalista lo puede hacer por el narcisismo oculto que hace aflorar en sus gobernados.
La Rumania comunista de Ceausescu, era una gran obra de teatro donde el pueblo era el actor y Ceausescu era el director de la misma.
Aquella persona, integrante de esa sociedad, que actúa en esa gran obra teatral, que intenta cuestionar esos pseudo-logros, es acorralada, dejada de lado, considerada opositor, o en el peor de los casos como en la Rumania comunista de Ceausescu, encarcelada o desterrada por la “Securitate”, la policía secreta del régimen.
Rumania es el ejemplo mas patente de cómo se le puede mentir al pueblo desde el estado-gobierno mismo. El manto de la ilusión de que todo esta bien encaminado.
Es precisamente Ceausescu quien inaugura “La Política Natalista”, que es la “sensación” de que todo comenzó en 1966 con el arribo del líder al poder, antes de dicha fecha no había nada.
Muchos dirigentes latinoamericanos adoptaron dicha política: en Venezuela todo comienza en 1999, en Ecuador en 2007 y en Argentina en 2003; antes de dicha fecha, ni el limbo existía, los habitantes eran zombis, muertos vivientes al mejor estilo de las películas del director George Romero (**), revividos a la vida gracias a los logros obtenidos desde aquellas fechas.
Por algo los psicólogos utilizan el término ilusión para referirse a una esperanza infundada, como si fuera un espejismo.
Bueno, creo que no hace falta comentar como veo a Tecnópolis. No entendí si los dinosaurios son una alegoría para alguien. ¿Será algún mensaje subliminal? ¿Quién lo sabe?
El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión. (Edmund Burke, 1729-1797, (escritor y político irlandés)
En la Rumania Socialista del Dictador Nicolae Ceausescu (*), la que él mismo bautizó como “El Danubio Azul del Socialismo” era común realizar grandes exposiciones, en donde se le pretendía demostrar al pueblo rumano los adelantos que la era comunista estaba trayendo al país de los Balcanes, así el régimen se vanagloriaba de que dichos logros ponían al país a la vanguardia de toda Europa, y era también el pretexto de fomentar el culto a la personalidad, del cual todos los sistemas autoritarios son tan adeptos.
El rumano debía aprender que, gracias a ese Mesías llamado Nicolae Ceausescu, “El Conducător” (líder), el país crecía como nunca, y que lo único que le reclamaba aquel líder a su pueblo era que fueran felices a cambio de ser obedientes y leales; de todo lo demás se encargaría “Tată Nicola” (Papa Nicolás). Así el pueblo veía en dichas exposiciones la pobre tecnología, ya en desuso en el resto del mundo, como algo para enorgullecerse; mientras que el régimen la presentaba de vanguardia, todo “Made in Rumania”, ello acompañado de grandes festivales en donde atletas realizaban actos de gimnasia artística, demostrando también que la república socialista cumplía la máxima del griego Juvenal de que “Mens sana in corpore sano”, y todo por el mismo precio, gratis. Para aquellos que vivian en el interior de Rumania, las exposiciones eran llevadas a las principales ciudades del país, no obstante que la televisión y la radio manejadas por el estado transmitía y retrasmitía dicho acontecimiento en cadena nacional. Los gastos salián de las arcas del estado, incluso cuando “El Conducător Ceausescu” obligó a todos los rumanos a realizar grandes sacrificios para pagar la deuda externa del país, principal causa de la caída del sistema comunista en el país del Conde Drácula.
El pueblo, ante tan majestuosa presentación de parte del régimen, terminaba creyendo que su país era el ombligo del mundo, absorta la población digería la propaganda comunista del estado.
Sociologicamente, está confirmado que toda sociedad mantiene una especie de narcisimo, ese síntoma sale a la luz y se agiganta cuando desde el exterior de cada persona se lo estimula, la razón pierde sentido y otros sentimientos personales son los que afloran, lo que le suele suceder por ejemplo a un simpatizante de un equipo de futbol, en la conducta de dicha persona seria muy difícil encontrar raciocinio mientras su equipo esta en la lucha deportiva.
En las sociedades suele suceder lo mismo, cuando se las exaltan desde el Estado haciéndoles creer que el sendero es el indicado, que el estado paternalista les tiene asegurado su bienestar y progreso, dicha sociedad queda bloqueada en lo más importante que tiene, la libertad de pensar. Es que el estado partenalista les obliga a no pensar y les hace creer, con figuras de cartón, logros que ella misma ha conquistado, el gobierno paternalista lo puede hacer por el narcisismo oculto que hace aflorar en sus gobernados.
La Rumania comunista de Ceausescu, era una gran obra de teatro donde el pueblo era el actor y Ceausescu era el director de la misma.
Aquella persona, integrante de esa sociedad, que actúa en esa gran obra teatral, que intenta cuestionar esos pseudo-logros, es acorralada, dejada de lado, considerada opositor, o en el peor de los casos como en la Rumania comunista de Ceausescu, encarcelada o desterrada por la “Securitate”, la policía secreta del régimen.
Rumania es el ejemplo mas patente de cómo se le puede mentir al pueblo desde el estado-gobierno mismo. El manto de la ilusión de que todo esta bien encaminado.
Es precisamente Ceausescu quien inaugura “La Política Natalista”, que es la “sensación” de que todo comenzó en 1966 con el arribo del líder al poder, antes de dicha fecha no había nada.
Muchos dirigentes latinoamericanos adoptaron dicha política: en Venezuela todo comienza en 1999, en Ecuador en 2007 y en Argentina en 2003; antes de dicha fecha, ni el limbo existía, los habitantes eran zombis, muertos vivientes al mejor estilo de las películas del director George Romero (**), revividos a la vida gracias a los logros obtenidos desde aquellas fechas.
Por algo los psicólogos utilizan el término ilusión para referirse a una esperanza infundada, como si fuera un espejismo.
Bueno, creo que no hace falta comentar como veo a Tecnópolis. No entendí si los dinosaurios son una alegoría para alguien. ¿Será algún mensaje subliminal? ¿Quién lo sabe?
(*) Nicolae Ceausescu. (1918-1989) Fue un político comunista rumano. Gobernó la República Socialista de Rumania desde 1967 hasta su ejecución en 1989 y fue desde 1965 hasta 1989 Secretario General del Partido Comunista Rumano.
(**) George Andrew Romero. Director, actor y escritor de cine, estadounidense nacido en 1940. Es el creador del genero zombie en el cine de terror, en sus películas involucra a muertos vivientes, con ello critica a la sociedad de nuestros días en donde las personas son manipuladas por terceros.
Aurelio Nicolella, nació en Lanús, provincia de Buenos Aires, el día 11 de septiembre de 1962, es abogado, docente universitario, escritos, pensador e investigador histórico.
ENLACES/FUENTES:
http://magazineobservador.blogspot.com.ar/2012/07/tecnopolis-un-viaje-la-rumania.html
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