Atravesar el post-kirchnerismo es más
divertido de lo que supuse, lástima que en la joda de la desesperación
nos llevan puestos a nosotros. La fiesta se acaba y no queda plata ni
para dejarle de propina a la que repartió las bandejas. Los manotazos ya
rozan lo risible, pero uno se contiene a veces, sólo porque cuesta
prenderse en la festichola de los muertos.
El martes Cristina ofreció una nueva función de su show, esta vez bastante renovado. Con el objeto de pegarle a la justicia y a fines de darnos un golpe emocional que nos recuerde lo mal que anduvo todo en este país -antes, nunca ahora- se presentó en público con familiares de distintas víctimas del accionar del Estado. El detalle que nadie pareció notar es que, si la idea es concientizar sobre la reforma de la Justicia Nacional, de poco sirve presentarnos a la madre de Miguel Bru, presuntamente asesinado por la bonaerense -justicia de Buenos Aires-, o la mamá de Mariano Witis, acribillado también por la bonaerense, o el caso de Sebastián Bordón, pasado a mejor vida por la policía de Mendoza -que en orden a esa cosa exótica llamada Constitución Nacional, cuenta con su propio sistema judicial- o el de Marita Verón, caso radicado ante la Justicia de la provincia de Tucumán y, obviamente, totalmente ajeno a las reformas que se puedan a llevar a cabo en los tribunales nacionales.
A la Presi se le pasaron casos más cercanos. Una pena, por cierto, aunque descontamos que debe ser difícil contactar a algún pariente de Julio López que se preste para esta fiesta. Por suerte, se acordó de llevar al hermano de Mariano Ferreyra, a quien presentó conmovida, mientras afirmaba que es un caso que la toca de cerca. Si bien no quiso admitirlo para no desatar la algarabía popular, desde aquí deducimos que ese “me tocó de cerca” hacía referencia al ministro de Trabajo, Tomada, a los vecinos de Pedraza -Héctor Icazuriaga y Débora Giorgi- y a Aimée Boudou, que en ausencia de quilombos, no tuvo mejor idea que sacarse una foto con el asesino de Ferreyra.
Cristina, haciéndose bien la sota, destacó que la inseguridad no es producto de los últimos tres o cuatro años, sino que siempre estuvo, pero que ahora, recién después de una década ganada, es necesario abordar. Reconozco que el kirchnerismo siempre tuvo facilidad para darle un tinte épico a cualquier burrada destinada a eliminar algún estorbo. Sin embargo, desde que cualquiera tiene acceso a Internet, se podrá decir cualquier gansada que, más temprano que tarde, algún archivo aparece para desmentirla.
“La construcción de la justicia y la seguridad está vinculada a que haya argentinos con igualdad de posibilidades, dado que está comprobado que no es tanto la pobreza lo que hace crecer la delincuencia, sino la desigualdad”, sostuvo, no la Cristina diputada, ni la Cristina senadora, sino la Cristina Capitana, arquitecta egipcia y papisa de la galaxia en 2009, acá a la vuelta en el reloj. En lo personal, no creo que creyera eso en 2009 y ahora no lo crea más, sino que en aquel entonces la justicia era algo que no jodía mucho. Hoy, el argumento de la justicia como causal de la inseguridad tiene más sustento, dado que ningún kirchnerista que se precie de tal, reconocería que la década ganada no pudo solucionar la pobreza, como tampoco pudo resolver la desocupación estructural ni la consecuente carencia de oportunidades, todos cromosomas que terminan en ese hermoso gen que denominamos marginalidad. Blanquear que la delincuencia es producto de la marginalidad irresuelta, no garpa, menos cuando tenemos los cuadros políticos más mejores desde la Revolución de Mayo.
Ahora, la posta pasa por echarle la culpa a la justicia por la inseguridad, y para dibujarla, poco importa que se trate de la justicia de Mendoza o de ese engendro que tiene la provincia de Buenos Aires por Poder Judicial. Entiendo que para el kirchnerista promedio es bastante difícil entender los deberes y funciones de cada uno de los poderes, pero a una exitosa abogada no le es muy complicado dimensionar que el Poder Judicial está limitado a la aplicación e interpretación de las leyes que -Ciencias Sociales de la educación primaria mediante- sanciona el Poder Legislativo y promulga el Poder Ejecutivo. No es very difficult entenderlo, mucho menos para la parva de sátrapas con matrícula de abogados que le aplaudieron cada bestialidad conceptual. O sea, a la Justicia no se le ocurrió el 2×1, sólo se vio obligada a aplicarlo porque alguien lo legisló y la Constitución impone el principio de ley más benigna. A la Justicia no se le cantó que un imputado por un delito pueda salir en libertad sin mayores trámites y hasta nuevo aviso, es la legislación sancionada por los ladris de los legisladores, hoy ofendidos.
Pero la Presi de 2013, muy suelta de cuerpo, desmintió a la Presi modelo 2009 y afirmó que la inseguridad ya no es culpa de la pobreza y la brecha entre ricos y pobres, sino que es culpa de los fenómenos del narcotráfico, la trata de personas y el lavado de dinero, que dio dimensiones a la delincuencia que hasta ahora no se habían notado. Porque está claro que Pablo Escobar Gaviria murió hace tres meses. Así y todo, entre tanta indignación, Cris tuvo tiempo para un buen paso de humor, cuando dijo que la Justicia tiene que ser igual para todos, independientemente del estrato social o ubicación política.
Después de la risotada generada ante ese paso de comedia, la Presi retomó la seriedad y expresó su enojo por la reacción de la sociedad -no la que la vota, si no esa expresión de antimateria que no la acompaña- porque no hay nada que nos venga bien. “¿Cómo puede ser que de seis leyes no estén de acuerdo con ninguna?”, sostuvo Cris. Desde aquí sostenemos que es muy fácil: si no me gustan los hombres, aunque me muestren a treinta de los mejores candidatos del mundo, mi heterosexualidad no se vería modificada. Ofuscada al mango, dijo que la Constitución Nacional -esa en cuya reforma participó en 1994- debería ser modificada, pero que no será ella quien proponga nada, como si se parara en una vidriera y dijera “cómo me gustaría tener esos zapatos” en la previa del cumpleaños.
Ayer, por suerte, se le dio por cambiar un poquito de tema. No es que habló de otras cosas, pero al menos deliró un poco sobre esa fantasía de afirmar que durante décadas no se hizo ninguna obra de infraestructura pública hasta la llegada del Mesías Patagónico. Fue, al menos, interesante verla relatar las ventajas de llevar a cabo una obra hídrica de aliviadores fluviales, sobre todo cuando afirmó que “por más que tengas tu casa, no está bueno que se te inunde”. Desde La Plata aplaudirían contentos, pero algunos todavía no conectan la tele por miedo a que la humedad les reviente la instalación eléctrica. Fiel a su nueva faceta de humorista, tiró un nuevo chiste al afirmar que no está bueno echarle la culpa a los demás por los errores propios y que su gobierno siempre se hizo cargo de sus responsabilidades. Sí, lo dijo la jefa de los analfabestias que sostienen que la inflación es culpa de Clarín, que los dólares son para delirarlos en Miami, que las movilizaciones son coordinadas por alienígenas golpistas y que detrás de cada saqueo hay una conspiración de la CIA, el MOSSAD, Kaos y Control.
A continuación, Cris le contó a Massa por teleconferencia -no estaba en el Ártico, sino a 20 minutos por Panamericana- que le pavimentó 200 cuadras de la Ruta 202 y que le gusta hacer esas cosas, tanto le gusta que a falta de calles para pavimentar, y gracias al estado precioso de las rutas de la Patria, pavimentó la nada con una ruta que no conduce a ningún lado.
Luego de justificar el motivo del acto, volvió al verdadero motivo: insistir con la reforma de la justicia. A grandes rasgos, repitió las mismas cosas que el día anterior, aunque agregó dos nuevos conceptos que serían causantes de un Accidente Cerebro Vascular en cualquier estudiante novato de Derecho: que si no hay buena justicia no hay buena policía. Sí, lo dijo la Presidente del país en el que la policía no depende del Poder Judicial sino de los ministerios de Seguridad de las respectivas provincias y, en el caso de la Federal, de Nilda Garré. Otra novedad en la oratoria humorística que presentó Cris, tuvo lugar cuando sostuvo que el ciudadano común también es responsable de la seguridad. Antes de que algún avivado golpista se pregunte si fue responsable de los últimos tres kirchnereos que sufrió en la parada del bondi al volver del laburo por cometer el terrible atropello de llevar dos billetes de diez pesos, tres polillas y una telaraña en la billetera, la Presi pidió que todos denunciemos cuando vemos algún tipo de connivencia entre el poder político y la justicia.
Mientras algunos trataban de calmar el ataque de risa que tuvo Oyarbide en su sesión de spa vespertino y Massa ponía cara de “si supieras de la que te vas a enterar en estos días”, la Presi recordó que Néstor llegó a la Presidencia para cumplir los sueños de toda una generación, como si toda una generación -incluyendo a los que estaban de joda en los tempranos setenta- tuviera el mismo sueño. Sin embargo, sobreentendiendo a qué apuntaba Cristina -y haciendo de cuenta que le creemos- podemos deducir que los sueños de aquella generación que dijo luchar por un mundo mejor, consistían en un Estado bobo, ineficaz hasta para combatir la pobreza, incapaz de garantizar el funcionamiento de un ferrocarril urbano, negador de los factores que afectan la vida del ciudadano y garante de cualquier porcentaje que haya dando vueltas por ahí. O sea, un Estado mucho más pedorro que aquel que les generaba repulsión a los miembros de aquella generación.
¿Nosotros? Bien, en la búsqueda de ese fino equilibrio entre no darle bola a nada por supervivencia, y la carcajada al ver al kirchnerista promedio festejar que bajó el dólar blue, ese que es ilegal, que a nadie le importa y que sólo sirve para tirar manteca al techo.
Jueves. El kirchnerismo es menemismo sin poder adquisitivo.
El desafío de la blancura
Hay que reconocer que la Presi tiene un timing precioso a la hora de comunicar medidas de gobierno. Ella está para las buenas noticias, la inauguración de una línea de producción de la marca de indumentaria obrera Lacoste, la puesta en marcha de un autito nacional y popular de ciento cuarenta lucas, la ampliación de una fabrica de pomos o la apertura de un carro choribondiolero al paso en costanera. A falta de obras concretas, siempre se puede prometer y, si bien ya no estamos para apertura de licitaciones –y la compra directa se les da muy bien- las promesas televisadas siempre garpan, como el anuncio de alguna obra que, tal vez, si pinta, en una de esas, alguna vez llevarán a cabo. Es cierto que las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic fueron anunciadas más veces que la despedida de los Chalchaleros –y convengamos que uno de los interesados anda con un par de problemitas con la justicia- pero siempre, siempre se pueden dar buenas noticias.
El tema es que, para las malas, la Presi manda al matadero a los más impresentables que pueda hallar, cosa que, en este gabinete, es algo tan sencillo como levantar el dedo y hacer ta-te-ti. Por eso nunca pone la caripela a la hora de abordar temas escabrosos, de esos que hacen que la lógica militante entre en colapso nervioso al no saber qué putear y qué aplaudir. La técnica tiene lógica: Guillote Moreno y Ricardo Echegaray cosechan menos simpatías que la defensa de Boquita, Axel Kicillof no logra hablar sin señalar con el dedo entablillado, Hernán Lorenzino sólo era junado por su fonoaudiólogo hasta que tuvo ese inconveniente con una periodista griega, y Mechita Marcó del Pont que, si no fuera por estas conferencias de prensa, integraría el padrón de NN de la planta de gabinete nacional. Si a esto le sumamos que la única vez que la Presi apareció en medio del caos fue insultada de arriba a abajo -durante la inundación platense- el cuadro cierra perfectamente.
Lo que realmente resulta interesante es que nosotros seguimos siendo ese factor X del que necesitan y al que desprecian. No pueden vivir sin nosotros, aunque darían cualquier cosa –que no sea de sus bolsillos- para que no rompamos los gobelinos. Y eso que no exigimos demasiado. Es más, nuestras pretensiones han caído tan bajo que, últimamente, con tal de que nos garanticen la vida para gozar de lo que producimos, nos alcanza.
Por eso es que nos tratan de gorilas inconformistas por quejarnos del impuesto a las ganancias, mientras aseguran sin sonrojarse que sólo el 19% de los laburantes paga dicho impuesto, haciéndose los boludos con ese otro 81% que ni califica para el piso bajísimo que tiene ganancias. Por eso es que no nos dejan comprar dólares en blanco, dado que nuestros aportes –esos que deducen como astronómicos- no se condicen con lo que queremos comprar. Por eso es, también, que pueden presumir que, si cobramos determinado monto de dinero, segurísimo tenemos personal doméstico, si tenemos más de tres macetas contamos con servicio de jardinería, y si disponemos de un sistema de grifería, seguramente, tenemos un plomero con cama adentro. Es por eso, seguro. Porque como dijo De Vido, nosotros nos quejamos para ir a gastar plata a Miami. Lo que no pueden explicar es por qué el kiosquero de Laferrere, el remisero Floresta o el administrativo de Villa Soldati debe financiar esos pasajes que Aerolíneas Argentinas efectúa a Miami, para que el argentino con ganas vaya a delirarse la guita allá, con el dólar a cotización oficial y una retención que, así y todo, resulta conveniente.
El tema pasa cuando se acaba la tarasca y todos esos insultos de cacerolos golpistas, de cipayos vendepatrias y de gorilas destituyentes se convierten en brazos abiertos para que, aquellos que prefirieron pagar de más en el mercado negro por el terror a la pérdida del poder adquisitivo, ahora le entreguen alegremente ese sacrificio a los que, con la economía recalentada, pusieron quinta y pisaron el acelerador tan al mango, que hasta Paraguay tiene que aumentar sus controles fronterizos para evitar el contrabando proveniente de nuestro país.
Cada vez que sucede algo que preocupa, Cristina se guarda y entrega a los que nadie vota. Podría decirse que es para cuidar su imagen aunque, si fuera por eso, no daría más cadenas nacionales al pedo. Cuando murió más de medio centenar de personas en el choque de un tren oxidado y sin frenos, apareció primero Schiavi para afirmar que si hubiera pasado en la Luna, la escasa fuerza de gravedad habría puesto en órbita a los pasajeros y no habrían muerto. Luego vino el traspaso de jurisdicción y le dieron el manejo de los transportes a Randazzo, quien propició una revolución que, por lo pronto, recién nos tiene en Sierra Maestra luchando contra los mosquitos. ¿Cris? Bueno, la Presi se limitó a pucherear en un acto y gritar que ahora sí vamos por todo. Un año después, dijo que la muerte es fea y que ella sabe lo que es perder a alguien, pero “que se le va a hacer, así es la vida”. Es un mecanismo al menos raro para una persona que repite a cada rato que ella es la que da todas las órdenes y que nada, absolutamente nada, se hace sin su consentimiento.
Ahora,
lo in en la moda Cristinista de la temporada otoño-invierno, pasa por
un blanqueo general que excede a la economía. Un lavado de cara
gubernamental. Al menos eso es lo que se desprende de la actitud
adoptada por el Juez Casanello, que el lunes por la mañana, a horas del
listado de funcionarios enriquecidos que exhibió Lanata en su programa,
reunió a buena parte de su personal para ordenar que despierten de la
siesta a la causa de Ricardo Jaime y lo procesen en menos de un mes. Es
el mismo Juez que tardó más días en allanar La Rosadita que en
desestimar la denuncia contra la Procuradora Gils Carbó por
irregularidades en la designación de fiscales.
Entre tanto, la militancia entró en la encrucijada de quien banca a muerte todo lo que tenga que ver con el kirchnerismo y, al mismo tiempo, daría su vida para que muchas cosas nunca hubieran pasado. Podemos verlo en algunas notas de Página donde, ante la imposibilidad de obviar el tema, no tienen tapujos en afirmar que lo que importa es el modelo, por encima de algunos actos de corrupción. Aparentemente, está más que claro que no importan unos pocos miles de millones de billetes gringos kirchnereados. Lo que vale es que la monada tomó consciencia del trabajo solidario y hoy participa en la contención de los dramas que podrían solucionarse con unos miles de millones de billetes gringos que ya no están. Habría que tenerles piedad, dado que no es fácil pasar del aguante permanente a la cultura de la pesificación en defensa del modelo, impulsada por quienes le rezan a la estampita del Washington verde, a tener que aplaudir una ley que pide, ruega de rodillas, implora que saquemos los verdes del colchón y se los entreguemos, por el bien del modelo.
Pero a los que no comulgamos con ellos, nos piden coherencia y argumentos para justificar nuestra oposición, a los que responden alegremente con una afirmación tan de maqueta que daría risa, si no fuera porque proviene de la boca de alguien que realmente cree en esta joda.
Martes. Más que blanco, blanco Báez.
Me llegó por mail
De todas las pasiones que tenemos, la necesidad de aparentar que sabemos algo prohibido es de nuestras favoritas. La volatilidad de la información, la falta de versiones creíbles y esa curiosa sensación de que siempre, siempre hay algo oculto más allá de lo que nos muestran, ha llegado muchas veces a extremos en que pareciera que vivimos en un estado de conspiración permanente. Es cierto que acá puede pasar cualquier cosa, pero precisamente por eso es que no es necesario convertirnos en novelistas policiales para darnos cuenta que este país es joda.
Las
que antes eran leyendas urbanas transmitidas de boca en boca, hoy son
cadenas de mails provenientes “de primera mano”. La metodología es
básica: una supuesta información confidencial brindada con nombre,
apellido, título y, a veces, número de documento. La idea de agregar
nombre y apellido ya causa gracia, dado que ponen los datos de personas
que ni conocemos. Para darle más credibilidad, se le suma un número de
documento, como muestra de coraje. Como pareciera que con eso no
alcanza, se agrega un título acorde a la información brindada, porque
está claro que un dato del cuerpo humano es más creíble si lo cuenta
alguien que dice ser doctor, como también es mejor que un secreto
económico nos lo informe un empleado de algún banco, sin importar si es
Gerente General o el pibe que compra la yerba. Es algo así como no
creerle a una mujer que la pasa mal cuando menstrúa, hasta que nos lo
dice un pelado con zapán, pero que afirma ser ginecólogo. Sin embargo
nos pasa con un amigo en un bar que nos bate la posta “porque el cuñado
del primo de mi jermu labura ahí”, o con una cadena de correos
electrónicos. Una forma de transmitir spam de la que no se han salvado
ni Eduardo Galeano, ni Jorge Luis Borges, a quienes se les atribuyen
textos que nunca escribieron y, para peor, textos que tienen sus
verdaderos autores.
El problema del “no sabés lo que me llegó” es que, si son realizados con la intención de ensuciar, le chingan y feo. No hace falta hacer nada, el gobierno se ensucia sólo. En la era de internet, pasar datos falsos por correo electrónico es como venderle a un tachero un sánguche de fiambrín y decirle que es de bondiola. Desde que no hay que ir al cine para que no nos infectemos de HIV por unas jeringas que nos clavamos en el upite, hasta esos 10 centavos por mail reenviado que AOL donaría al único hambriento que parece que existió en Haití, las cadenas han ido desinformando desde el afán de informar del paranóico que las inició. En los últimos tiempos he recibido varias, todas con información clasificada y Top Secret que, vaya a saber uno por qué, terminaron tanto en mi casilla como en la de mi tía Giuseppina y Marcelo, el encargado de mi edificio, y que van desde una foto de Cristina comiéndole la boca a Boudou -la Presi, señora de la seis décadas, con el cuerpo de la Agustina Kämpfer, cachorra de treinta y pocos- a teorías conspirativas que colocan al asesinato de Kennedy a la altura de una mentirita en el Envido.
Una de las verdades verdaderas es escrita por un cura de La Plata que cuenta el desastre de la inundación de abril, como si en el país nadie se hubiera enterado. El texto no hace otra cosa que describir todo lo que sabemos -y ya sabíamos- que pasó, y hasta pone en duda el número de muertos oficiales. El Padre Daniel Quintar -Párroco de la Iglesia Santa Rosa de Lima, La Plata- nunca escribió ese mail, suponemos que por tener cosas más interesantes para hacer en una ciudad arrasada, que ponerse a pelotudear contando por mail lo que todos veíamos por televisión. No hizo falta una tarea de inteligencia para desmentir su firma: lo negó él mismo.
Otro correo copado, sostiene que Victor Hugo Morales les pidió a varios productores de Expoagro que pusieran cien lucas gringas para que el locutor yorugua dejara de hablar mal de la muestra agropecuaria. Podría ser cierto, podría ser verso. Lo único comprobable es que los valientes que firmaron el mail con nombre y apellido, pusieron números de documento que corresponden a otras personas.
Situación similar ocurrió con esa carta que un tal doctor Raúl Vizcaino escribió no sabemos a quién, desde no sabemos dónde, sobre la verdadera razón de la muerte de Néstor Kirchner, afirmando ser testigo de un magnicidio. La idea era que un tipo que se presenta como médico clínico, dice que recibió el cuerpo sin vida de un expresidente -o sea, un no testigo de un no magnicidio- el cual presentaba una herida de bala. Sin averiguar mucho, el texto hace agua de entrada, partiendo de la base de que el médico que, supuestamente, ya no está en el país por miedo, nos da su nombre, su apellido, su DNI, pero no su matrícula. Asimismo, sostiene que tuvo que cambiar su nombre y documento para salir del país de incógnito. Obviamente, el DNI corresponde a otra persona. Ni se calentaron en fijarse que, si se llama Raúl, díficilmente sea una mujer. Consultando el padrón electoral , surge que en el país viven cuatro personas con el mismo nombre y apellido, tres de ellas, obreros, y el restante, jornalero. He leído que otros plantearon el mismo interrogante, y la respuesta fue que “está claro que el hombre cambió de nombre, lo dice en el mail”, con lo cual uno se pone a pensar cómo es que hizo este buen hombre para terminar la carrera de medicina si nos brinda el nombre y número de documento con el que pretende ocultar su identidad.
Más lisérgico que este tipo de correos es el hecho de saber que, hace tan sólo un par de meses, circulaba otro mail con una versión distinta, en la que un Jefe de Gendarmería pedía custodia y anonimato -como si fuera difícil averiguar quién era el Jefe de Gendarmería en El Calafate el 27 de octubre de 2010- a cambio de contar la verdad de la muerte del expresidente de mirada distinta. Más graciosa resulta la lectura cuando el autor asegura que Néstor montó en cólera porque Cristina le era infiel con el “entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández”, cuando Alberto ya andaba paseando sus penas por los estudios de televisión, su reemplazante -Sergio Massa- había vuelto a la intendencia de Tigre y Aníbal Fernández ocupaba el trono. Y por si fuera poco, el texto suma a la escena del crimen a Máximo, un custodio, la mujer de De Vido, Rudy Ulloa, Alicia Kirchner y el gabinete de asesores, toda gente que no tenía nada mejor que hacer un martes a las seis de la mañana que estar pelotudeando en la casa de Cristina.
Esta última versión viene con la firma de Carlos Belgrano. Cabe remarcar que Belgrano es de escribir unos textos preciosos, de alto contenido en materia de educación cívica -recomiendo ahondar en textos de aprendizaje cívico como “Hay que tomar la Casa Rosada”- que otros locos lindos publican en varios blogs en los que existen notas tan creíbles como las “órdenes que le dio la Virgen María a la Presidente a través del vidente Gustavo”. Convengamos que son gente que merece un poquito de reparo a la hora de acreditarles algo de honestidad intelectual, más si tenemos en cuenta que Carlos Belgrano también dirigió -dice que dirigió- una carta a las Fuerzas Armadas para coordinar el “Operativo Taquito Militar”, que consistía en que las fuerzas dejaran de cumplir órdenes del Estado y, de paso, se sumaran a alguna marcha para presionar al Ejecutivo. Eso sí, en resguardo de la democracia.
La razón por la que todavía funciona esta forma de hacer correr por mail rumores salidos de la cabecita loca de algún inestable emocional, es básica. Se juega con la duda que ya estaba en nosotros y es ahí donde prende el truco. Nosotros dudamos de la realidad, necesitamos creer que hay algo más allá que no nos es revelado por culpa de alguna teoría conspirativa. No nos alcanza con saber que Néstor era un enfermo cardíaco con problemas vasculares, que se dio de alta sólo y se fue a un acto luego de una intervención quirújica, para luego tomarse el palo a El Calafate sin su médico. La mayoría -los que lo adoraban, los que lo puteábamos- veían en el expresidente tanto poder que no pueden dimensionar fácilmente que muriera como cualquiera.
Si hay algo cierto es que vivimos en el país de la inflación gubernamental y paralela, el dólar oficial y blue, la inseguridad real y la sensación térmica, el país real y aquel que nos pinta la Presi por Cadena Nacional. Que los precios de la canasta son imbancables no me llegaron por mail, los vi en el súper anoche. Que comprar dólares es más difícil que encontrar una propiedad patagónica que no esté a nombre de Lázaro, no me llegó por mail, lo comprobé cuando la Afip me dijo que no puedo. Que te podés cagar muriendo porque a un amigo de lo ajeno se le ocurrió llevarse tus cosas y tu vida, no me llegó por mail, lo leo en el diario todos los santos días. Que son un seleccionado de bestias incompetentes, no me llegó por mail, lo vi cuando murieron 51 personas estroladas al ir a laburar, lo veo cada vez que revienta el sistema eléctrico y lo noto en cosas tan boludas como un gabinete económico incapaz de fabricar un billete que sirva. Que Cristina está más desconectada de la realidad que monja de clausura, no me llegó por mail, pude comprobarlo -una vez más- en la Cadena Nacional de anoche, en la que informó que todos los que aportamos pagaremos a través del Anses la joda de la ausencia del Estado en La Plata, un mes después, y sin siquiera hacer mención a que la “Cooperativa Néstor Kirchner Vive en Nosotros” -no, no tiene remate- cobró una fortuna por adelantado para limpiar el arroyo El Gato, laburo que nunca realizó.
O sea, con todo lo que hay para putear y recontraputear al gobierno, con todo lo que hacen a la luz del día, con todas y cada una de las cosas que vemos a diario, no hay necesidad de esperar un mail con información Top Secret para creer que nos están ocultando algo malo.
Viernes. Claudio María Domínguez es el anticristo. Posta. Me llegó por mail.
ENLACES/FUENTES:
http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/
http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/2013-05-16-1253-justo-cristina/
http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/2013-05-14-1233-el-desafio-de-la-blancura/
http://blogs.perfil.com/relatodelpresente/2013-05-10-1211-me-llego-por-mail/
http://humorviral.wordpress.com/tag/cristina-kirchner/
http://linkillo.blogspot.com.ar/
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